Universitat Rovira i Virgili

Los diez mandamientos de la posedición

Rocío Serrano repasó algunas máximas para garantizar una buena práctica por parte de los poseditores

El pasado 21 de abril, coincidiendo con la finalización de la asignatura de Posedición y Revisión de Traducciones, contamos con Rocío Serrano en una nueva sesión de los Cafés con Estilo. En ella nos acercó su experiencia en el ámbito de la posedición, una práctica tan extendida como controvertida.

Azote Ortográfico, como se conoce a Rocío en redes, organizó su charla en torno a diez mandamientos que, en un mundo ideal, deberían cumplirse en todo encargo de posedición:

1) Preeditarás el texto sobre todas las cosas. Es el primer mandamiento de la lista y el primero que suele incumplirse. Preeditar significa preparar el texto para que el motor de traducción lo procese con mayor facilidad. La preedición tiene algo de corrección, pero, sobre todo, trata de simplificar el original (evitar ambigüedades, oraciones largas, sintaxis barroca, etc.).

2) No usarás motores genéricos en vano. Puede ser tentador recurrir al traductor de Google o a DeepL para traducir un texto; son motores gratuitos y tienen sus bondades. Sin embargo, como se han entrenado con una amplísima variedad de textos, los resultados, tanto en calidad como en terminología, son igual de variados. Siempre es mejor utilizar motores propios, entrenados para la ocasión.

3) Santificarás las tarifas. Cada profesional escoge sus tarifas, pero el trabajo debe salir rentable.

4) Honrarás los plazos razonables. La posedición promete reducir los plazos de entrega, pero también tiene sus límites. El profesional debe conocer su ritmo de trabajo y tener en cuenta las características del encargo; por mucho que corramos, no se pueden obrar milagros.

5) No poseditarás de más (ni de menos). A grandes rasgos, se distingue entre posedición simple y completa; cada una tiene un grado de intervención distinto y, en consecuencia, la tarifa cambia. El profesional debe intervenir según lo acordado; si trabaja de más, perderá dinero; si trabaja de menos, no entregará un texto con la calidad acordada.

6) Proporcionarás o pedirás muestras del texto en bruto. Como sucede con la corrección, cuando poseditamos no podemos aceptar un encargo a ciegas, sino que debemos conocer (un poco, al menos) el motor de traducción y las características del texto original.

7) Distinguirás la posedición de la revisión. El esfuerzo cognitivo que implica la posedición es mayor que el de la revisión. Son actividades distintas, por lo que no podemos aplicar a la posedición los plazos ni las tarifas habituales de la revisión de textos.

8) Te permitirás dudar de las métricas automáticas. Estas métricas, en el caso de los motores neuronales, no son muy fiables. Como reza el sexto mandamiento, debemos fiarnos de nuestro criterio, no del de una máquina.

9) Respetarás las instrucciones del cliente. Este mandamiento también es perfectamente aplicable a los encargos de corrección. No debemos dar nada por sentado. Para que el trabajo sea satisfactorio, tanto para el poseditor como para el cliente, es necesario que cada parte sepa qué espera de la otra.

10) No aceptarás posediciones de especialidades que no dominas. Del mismo modo que defendemos que no puede corregir, traducir o poseditar cualquiera, debemos ser conscientes de que un poseditor no puede encargarse de cualquier tipo texto.

En resumen, fue un Café con Estilo muy práctico no solo para poseditores, sino también para correctores y traductores. Estos mandamientos fomentan un entorno de trabajo saludable y nos protegen de muchos de los errores que los profesionales del lenguaje cometen cuando se inician en la profesión.

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